miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ciudad Mier: Éxodo, Desplazados, Cenizas Y Guerra.

Quien no crea que verdaderamente esto es una guerra debería darse una vuelta por Mier, Tamaulipas, en estos días. No le quedarán dudas. La llamada "Atenas de Tamaulipas" se ha vuelto un pueblo fantasma. Sus habitantes han iniciado un éxodo con lo poco que les queda.

La bella arquitectura decimonónica del poblado, que relata en silencio la historia de Tamaulipas, está hoy carcomida por las balas. Obeliscos, casonas y plazuelas en las que no será extraño encontrar vestigios de metralla.

Y es que Mier se volvió epicentro en la disputa fratricida que por el territorio mantienen Cártel del Golfo y Zetas en la llamada frontera chica, temperamental región que va de Reynosa a Nuevo Laredo y que se ha ido peleando calle por calle. Los del Golfo han logrado recuperar la ciudad de Miguel Alemán y en los últimos meses han centrado su lucha en Mier y Guerrero, bastiones que los Zetas defienden a sangre y fuego. Es la antesala a Nuevo Laredo, la joya de la corona entre los cruces internacionales del país.

Es así como Mier, pueblo mágico, antiguo, nostálgico, de gente de trabajo humilde, se ha vuelto el botín de las bandas del crimen organizado que mueven miles de millones de dólares en su negocio.

Por eso en las calles de Mier se ven cenizas. Vestigios de combates pasados. Restos carbonizados de camionetas de modelo reciente que ya forman parte del paisaje. En algún enfrentamiento fueron alcanzadas por las granadas, incendiadas, y dejadas a asar. Nadie se preocupó por quitarlas o limpiar. Ahí van quedando. Como cascajo. Desechables, como todo en la guerra.





Cenizas de casas, que son facturas que se cobran a lo chino. Donde el papel no tiene validez. Si la debes, la pagas. Los habitantes de Mier aseguran que una gran cantidad de casas fueron incendiadas por la sola sospecha de que alguno de sus habitantes trabajaba con alguno de los bandos.



La gente de la ciudad ya tuvo suficiente y han decidido salir de la ciudad. No saben cuándo regresarán, si es que un día lo hacen. Han decidido llevarse todo lo que tienen o, mejor dicho, lo poco que les queda.

"Hoy vi en la carretera más de 12 camionetas cargadas con muebles," dice un nativo de Mier. "Una sóla tienda surtió el repartidor de Bimbo hoy."

La gente ha cerrado sus negocios para marcharse. Sólo un puñado de habitantes permanecen en sus propiedades.

El Ejército ha apoyado dando seguridad a los habitantes que regresan a Mier para terminar la mudanza y marcharse a otro lugar. A comenzar de nuevo. A donde tienen algún familiar o, de plano, a donde se pueda.

En la cercana ciudad de Miguel Alemán se ha habilitado un albergue al que ya han llegado 300 habitantes de Mier. Otras poblaciones como Camargo han comenzado a enviarles víveres.

"Estamos operando el albergue de la misma manera que el Ejército nos enseñó durante el huracán Alex," dijo al periódico texano The Monitor el alcalde de Miguel Alemán, Servando López Moreno. "Estamos apoyando a esta gente aquí y ayudándoles. Huyen de cosas que no podemos arreglar."

Pareciera un programa de evacuación ante la inminencia de una catástrofe natural. Pero este meteoro es de otro tipo. Es la catástrofe natural del hombre. Es el huracán llamado venganza para el cual hoy viven su día a día muchos hombres de la región al servicio de los cárteles. Despiertan con el sólo propósito de darle muerte al rival.

Así sucedió el pasado Lunes, cuando Mier vio el amanecer entre el sonido de intensa metralla. El combate empezó en Mier y terminó en el poblado cercano de Los Guerra.

Una serie de videos, de casi media hora de duración, fueron subidos a YouTube con el ruido del enfrentamiento. Decenas de armas de distintos calibres, granadas, y ráfagas continuas hasta agotar el cargador. No dejan lugar a dudas. Y ya ni siquiera los gallos se inmutan ante el ensordecedor tableteo de las armas. Se escuchan cantar en el video con el mismo vigor de siempre.

En el ambiente se percibe la sensación de que la situación de Mier no terminará pronto. En "El Chilito", portal de noticias sobre la frontera chica, ya se reporta la búsqueda de mecanismos para que los exiliados puedan encontrar trabajo en Miguel Alemán y los niños desplazados puedan reanudar su programa escolar instruidos por los mismos maestros que también han salido del poblado.

Mier grita por atención desde su exilio, al igual que muchos poblaciones y ciudades pequeñas de Tamaulipas que viven situaciones similares. Guerrero, San Fernando, Mante, Camargo, Valle Hermoso, y muchas otras viven su flagelo amordazados. La prensa del estado no reporta y las voces de sus ciudadanos no siempre logran resonar en las redes sociales.

En Mier están las evidencias de lo que es una guerra, por si algún escéptico quiere ir.

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