Si hay una región de México que en este momento se pueda considerar un estado fallido, ese lugar se llama Tamaulipas.
El gobernador del estado, Eugenio Hernández, está totalmente rebasado, incapaz de ponerle freno a la violencia. Pero, sobre todo, incapaz de dar la cara a sus gobernados y poderles dar una explicación honesta. De ofrecer disculpas ni hablamos, y de ofrecer su investidura en prenda, mucho menos.
Basta con revisar su discurso desde Febrero a la fecha para darnos cuenta que Eugenio Hernández no asume ni un ápice de responsabilidad en la situación actual del estado que gobierna, pero nos daremos cuenta también que su autoridad ha ido diluyéndose hasta un nivel caricaturesco.
En Febrero, Tamaulipas se convirtió en un escenario en guerra. El Cartel del Golfo y Los Zetas se dividieron generando una violencia fratricida, llevándose en el camino a los cuerpos de seguridad que protegían a uno u otro bando.
El 7 de Febrero por la madrugada, ocurrió en Reynosa uno de los enfrentamientos más fuertes de que se tenga memoria en el estado. Los sonidos de armas de alto poder y las detonaciones de decenas de granadas con que se enfrentaban delincuentes y efectivos de la Marina en la colonia Puerta del Sol se escucharon por la mayor parte de la ciudad. Extraoficialmente, las bajas por ambos bandos habrían sido más de 50.
Los medios locales guardaron silencio. Sin embargo, varios videos grabados por ciudadanos, con los sonidos del enfrentamiento, aparecieron en YouTube.
Siguió una escalada en la violencia. Caravanas de lujosas camionetas rotuladas con las siglas del Cartel del Golfo y otras con la Z, repletas de hombres armados, comenzaron a circular con flagrancia en carreteras, poblados y ciudades del norte del estado en medio de un silencio total de la prensa regional que no reportaba lo que sucedía en las calles.
Las redes sociales en internet se llenaron de reportes ciudadanos con detalles sobre fuertes combates entre civiles y militares en todo el estado, bloqueos de avenidas mediante el robo con violencia de autos particulares, atentados con granadas en edificios de cuerpos de seguridad, levantones múltiples de policías en sus propios cuarteles pero, sobre todo, llamados de auxilio de la ciudadanía rogando la atención de la prensa nacional ante el silencio de los medios locales.
"No Pasa Nada Son Rumores"
Desde el gobierno del estado, el mensaje era que no pasaba nada. Que dichos reportes obedecían a una psicosis y, casi entre risas, se minimizaban los testimonios de los ciudadanos en las redes sociales.
“No hay nada,” decía Eugenio Hernández a la prensa local el 25 de Febrero. “Gran parte de la psicosis ha sido generada por rumores infundados. Quiero hacer un llamado a la población para que no se haga caso de rumores ni de información divulgada por las redes sociales de Internet, porque han hecho mucho daño en Tamaulipas.”
Los medios nacionales notaron que algo raro pasaba en Tamaulipas y fue Denise Maerker, en su noticiero radiofónico “Atando Cabos” y en su programa “Punto de Partida” de Televisa, quien comenzó a insistir ante las autoridades estatales. La periodista calificaba de “extraña situación” lo que ocurría en Tamaulipas con la negación de las autoridades, el silencio de los medios locales y los reportes ciudadanos.
Por esos mismos días, Maerker difundió en su noticiero de radio varios testimonios ciudadanos recibidos por correo electrónico dando fundamento a la violencia en Reynosa. También presentó un audio con declaraciones del gobernador Eugenio Hernández reiterando que Tamaulipas estaba en calma.
“La autoridades nos dicen que no está pasando nada,” comentó Denise Maerker luego de escuchar las declaraciones. “Pero es que entonces pareciera que hay una cantidad de gente en Tamaulipas que se está volviendo loca, porque el gobernador nos dice ‘No está pasando nada’ pero hay correos electrónicos que dicen lo contrario.”
El 27 de febrero, un video publicado en YouTube puso en evidencia la falsedad en los dichos del gobernador. Esa madrugada se libró un duro enfrentamiento por varias horas en la ciudad de Camargo, importante bastión de “Los Zetas.”
Por la mañana, una ciudadana anónima recorrió la zona grabando en video lo que había sucedido. El panorama en la carretera ribereña era de una zona e guerra. Se ven miles de casquillos esparcidos en el suelo y hasta un zapato que alguien perdió en la refriega. Llegan al lugar 5 vehículos llenos de militares para resguardar un punto, más adelante, en que hay varias camionetas civiles de modelo reciente totalmente rafagueadas y cuerpos de sicarios, que murieron en el enfrentamiento, aun tirados en el asfalto.
En el recorrido, la ciudadana narra lo sucedido. Reporta que en la madrugada se escucharon cerca de 20 granadazos en un fuerte combate que se extendió por casi 6 horas y que había otros lugares en el pueblo con camionetas baleadas en el enfrentamiento.
“Esto no es nada para lo que estamos viviendo todos los días en Ciudad Camargo, Tamaulipas,” reclama en su narración. “Llevamos así una semana. Parece como si el pueblo estuviera secuestrado. Pero el gobernador y el alcalde Luebbert (de Reynosa) dicen que es una psicosis, que es pura mentira.”
Posteriormente, el auto se interna en el pueblo y la reportera ciudadana va describiendo, con sus imágenes, las calles desiertas, montones de basura en las aceras que delatan que ni siquiera la recolección estaba pasando. Los semáforos no funcionan y los servicios, asegura, están saboteados por el crimen organizado.
Seis minutos y siete segundos de video que dieron la vuelta a los noticieros nacionales, eran suficientes para echar abajo el discurso del gobernador Eugenio Hernández sobre la psicosis generada por falsos rumores desde Internet.
El 5 de Marzo, el video fue presentado por Denise Maerker en su programa de televisión “Punto de Partida” dentro de un reportaje sobre la violencia en Tamaulipas. También presentó imágenes de camionetas baleadas con rótulos del Cartel del Golfo.
“La semana pasada, ante la negación de las autoridades respecto a lo que estaba sucediendo, los ciudadanos optaron por romper el cerco de silencio e incredulidad que se cernía en torno a ellos y a través de mensajes, correos y redes sociales enviaron fotografías y videos de lo que estaba ocurriendo. Bien por estos ciudadanos y por esta mujer,” sentenciaba la periodista.
Ver video:
http://www.youtube.com/watch?v=aQ5-b9j2DEs&feature=player_embedded
Ante las evidencias que presentaban los medios nacionales, Eugenio Hernández guardó silencio. Sus referencias al tema eran vagas, y seguía minimizando lo que sucedía en el estado.
El 30 de Marzo, de cara al período vacacional, el gobernador envía un mensaje que buscaba tranquilizar a la ciudadanía, luego de que en las últimas 24 horas habían asesinado a 18 personas en 4 ciudades del estado.
“Se pueden sentir seguros,“ aseguraba enfático Hernández al portal La Verdad de Tamaulipas. “(El estado) es tan seguro o tan inseguro como cualquier parte del país, pero por eso estamos reforzando nuestra labor, tanto en sus trayectos, con la Policía Federal y municipales, implementando operativos especiales.”
Las declaraciones, obviamente, no generaron ningún tipo de confianza entre los viajeros. El propio Secretario de Turismo del estado, Javier Villarreal Terán, declaró al semanario Proceso unas semanas después, que la afluencia de visitantes a Tamaulipas durante el período vacacional cayó 30%.
Ingobernabilidad
El 25 de Marzo se abría un nuevo frente de ingobernabilidad en Tamaulipas con la fuga de 40 reos, todos del fuero federal, del penal de Matamoros sin hacer un solo disparo. El gobierno reportó la noticia en un escueto boletín. No hubo ningún pronunciamiento del gobernador.
Apenas una semana después, otros 13 reos fueron liberados del penal de Reynosa por un comando armado luego de un enfrentamiento en que murieron otros 3 reos. Once de ellos eran del fuero federal. El gobierno del estado sólo reportó el enfrentamiento, pero no la fuga. Fue un funcionario anónimo de la PGR quien filtró a la prensa la evasión de los 13 reos.
Eugenio Hernández, finalmente, aceptó la fuga en Reynosa y argumentaba no tener control sobre los penales del estado por el problema que representan los mil 700 reos federales que purgan condenas en cárceles locales. Veladamente, lanza la papa caliente al gobierno federal.
“Hemos sufrido lamentablemente dos fugas masivas en penales tamaulipecos,” admitió el gobernador en declaraciones publicadas por Milenio el 6 de Abril. “Ante ello hemos pedido al gobierno federal su apoyo ya que gran parte de los reos que están purgando condena en nuestros penales, son reos del fuero federal.”
Además, al día siguiente en Tampico, inexplicablemente, Eugenio Hernández volvió a su discurso de los falsos rumores y las redes sociales a pesar de las múltiples evidencias de lo que sucedía.
“No podemos estar a expensas de una serie de rumores e informaciones falsas que impidan a la gente hacer su vida cotidiana,” insistía y sugería una conspiración. “Nos quieren desestabilizar. Es importante no atemorizarse, no creer todo lo que se dice porque, desgraciadamente, hay una campaña bien orquestada para desestabilizar a la ciudadanía.”
El 27 de abril, el gobernador de Tamaulipas publica un video con un mensaje donde acepta que el estado vive un clima de violencia en donde se han perdido vidas inocentes.
“Debido al crimen organizado, México vive momentos muy difíciles en materia de seguridad,” acepta el gobernador en el video. “Este fenómeno se presenta en gran parte del territorio nacional, Tamaulipas no es la excepción. Lamentablemente se han perdido vidas inocentes y en algunas regiones de Tamaulipas hay daños en la actividad económica.”
Es entonces, después de 3 meses, cuando en su discurso comienza a aceptar, por fin, que la violencia de Tamaulipas, no sólo existía en la imaginación de los ciudadanos. Lo que no sabía Eugenio Hernández, era que lo peor estaba por venir.
Terrorismo En Tamaulipas
El 9 de Mayo, arrancando la carrera electoral donde se elegiría al nuevo gobernador del estado, el líder nacional del PAN, César Nava, lanzó una opinión casi profética que se publicó en El Universal. Decía que un gobierno como el de Eugenio Hernández, que no puede garantizar la seguridad de los ciudadanos, tampoco puede ofrecer seguridad a los candidatos.
Tan sólo 4 días después, el candidato panista a la alcaldía del municipio de Valle Hermoso, Mario Guajardo, era ejecutado junto a su hijo y un colaborador.
“Nos duele y nos lastima a todos los tamaulipecos este tipo de acontecimientos,” dijo Eugenio Hernández. “Enviamos una condolencia muy sentida a la familia Guajardo y a la familia Treviño por la pérdida irreparable de estas tres personas. Lamentamos este acontecimiento que lastima a Tamaulipas y a México. Tengo el compromiso como gobernador de ordenar las investigaciones y hacer nuestro esfuerzo para poder esclarecer estos crímenes.”
Sin embargo, nadie resultó detenido ni se presentaron avances en la investigación. No sería la última ejecución de la campaña electoral.
El 29 de junio fue ejecutado Rodolfo Torre Cantú, candidato al gobierno de Tamaulipas por el PRI, con una ventaja tal en las encuestas que ya se le veía como virtual gobernador para suceder a su amigo Eugenio Hernández. Era el asesinato político de mayor perfil en los últimos 15 años.
Un comando armado detuvo el convoy del candidato en una carretera en Ciudad Victoria y lo acribilló, seis días antes de las elecciones, en un crímen que de inmediato fue atribuido a la delincuencia organizada.
Los asesinos dejaron claro que eran ellos, y no el gobernador Eugenio Hernández, quien mandaba en Tamaulipas. Era el golpe más duro que recibía el gobernador en su gestión.
“México y Tamaulipas están agraviados,” manifestó el gobernador. “La política de jugar derecho es la que hoy demanda México y la que perfecciona la democracia. Los discursos se han agotado, la sociedad exige resultados. No podemos permitir que el país se nos vaya de las manos.”
Las declaraciones de Eugenio Hernández en reacción al asesinato de Torre parecían dirigidas al presidente Felipe Calderón, una vez más intentando desviar la responsabilidad hacia el gobierno federal. Pero era, en realidad, al propio Eugenio Hernández a quien se le habían agotado los discursos y a quien se le iban a exigir resultados que nunca entregó.
En varias ocasiones refirió que se tenían avances en la investigación que no podía revelar por el sigilo de la investigación y en otras se limitaba a exigir justicia.
“Desde aquel aciago día la familia del doctor Torre, la sociedad y el gobierno de Tamaulipas, hemos mantenido nuestra exigencia de conocer la verdad y que se haga justicia,” declaró el 4 de agosto de 2010.
Los avances en la investigación fueron mínimos, y el asesinato de Rodolfo Torre cada vez se perdió más en el discurso de Eugenio Hernández y en la opinión pública de Tamaulipas. Desde el día del asesinato hasta mediados de septiembre, Eugenio Hernández sólo se pronunció en 7 ocasiones al hecho.
El 5 de Agosto la violencia escaló otro nivel en Tamaulipas, con la detonación de un coche bomba en el Complejo de Seguridad Pública de Ciudad Victoria. El atentado también le fue atribuido al crimen organizado.
La reacción del gobernador fue apenas tibia al afirmar que grupos delictivos intentan desestabilizar la entidad y solicitó a los representantes del Consejo Interinstitucional de Seguridad Pública, compuesto por Sedena, PFP y PGR una mayor vigilancia en las principales carreteras de Tamaulipas.
A finales de Agosto se dio la semana más violenta en Tamaulipas. Comenzó el Miercoles 25 de Agosto con el hallazgo en un rancho de San Fernando de 72 personas ejecutadas.
Era la matanza más grande que se daba en la historia de la entidad, y su autoría se atribuyó a “Los Zetas.” La masacre originó una crisis diplomática, porque los asesinados eran migrantes, la mayoría extranjeros, que iban en tránsito hacia Estados Unidos.
Pero la matanza representó también la confirmación del estado fallido en Tamaulipas evidenciando el nivel de colusión de las instituciones con el crimen organizado. La noticia dio la vuelta al mundo, donde Tamaulipas fue visto como la tierra de la barbarie gobernada por los criminales, y no por los políticos.
Abrumado por la dimensión de la noticia, Eugenio Hernández se limitó a enviar un comunicado. Su rostro prácticamente se iba a desaparecer de la opinión pública en esa semana trágica, limitándose a boletines y a una única entrevista concedida en radio a Joaquín López Dóriga.
Según el comunicado enviado por su oficina de Comunicación Social, Hernández “en tono enérgico condenó los lamentables hechos violentos cometidos por grupos criminales en el municipio de San Fernando en el que perdieron la vida 72 migrantes en su mayoría centroamericanos, por lo que demandó al gobierno de la república mayor reforzamiento de elementos del Ejército, la Marina y Policía Federal en la entidad.”
La respuesta de Eugenio Hernández reflejada en el comunicado vuelve a ser vaga e irresponsable. Una vez más, parece condicionar la gobernabilidad del estado a la presencia de fuerzas federales e incluso en el boletín sugiere que para frenar el tráfico de armas al país “el Ejército y la Marina sustituyan las funciones de la Policía Fiscal en todas las aduanas del país.”
Nuevamente enlista una serie de justificantes para la violencia aduciendo que “en Tamaulipas se ha encarado este problema, que se ha agudizado recientemente por la situación geográfica cercana a los Estados Unidos que acrecientan los fenómenos migratorio, de repatriación y tráfico de armas, mezcla de variables, dijo, que han hecho de la inseguridad un patrón de vida inaceptable para los tamaulipecos y los mexicanos. “
La Polémica Entrevista Con Joaquín López Dóriga En Radio Fórmula
Esta campaña sistemática de desvío de la responsabilidad hacia el gobierno federal no iba a pasar desapercibida ni para los tamaulipecos ni para Joaquín López Dóriga en la entrevista de radio del 27 de Agosto.
Lo dicho por el gobernador de Tamaulipas en la entrevista arroja una cantidad de respuestas importante para conocer el pensamiento de Eugenio Hernández frente a la crisis de violencia que viven sus gobernados.
Dibuja el perfil de un hombre que no asume ninguna responsabilidad, que ataja cualquier cuestionamiento argumentando que es una crisis de todo el país y no exclusiva de Tamaulipas. Sugiere que él no ha fallado y ha sido sólo el gobierno federal el causante de la situación.
Sus respuestas son predecibles, teatrales y, hasta por momentos, cómicas y cantinflescas.
Para el momento en que López Dóriga establece contacto con Eugenio Hernández, ya estaba confirmada la explosión de otros dos coches bomba en Ciudad Victoria, uno de ellos afuera de las instalaciones de Televisa y el otro en Transito municipal.
En la entrevista, el gobernador inicia enfrascándose en un monólogo de casi 5 minutos donde narra los hechos de violencia en Tamaulipas, la importancia estratégica de la entidad para el crimen organizado y narra un contexto histórico desde las épocas pioneras del contrabando en el estado.
Joaquín López Dóriga interrumpe el soliloquio de Eugenio Hernández con un cuestionamiento duro en un tono que pareciera desdeñar el discurso frío y pasivo de su interlocutor.
“Pero nada de esto es una historia nueva. Eso ha sido históricamente lo que sucede en la frontera,” le responde el periodista. “Lo nuevo es que ejecutan a 72 seres humanos, uno tras otro, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… hasta llegar a 72.”
El gobernador se ve en apuros ante la evidencia del cuestionamiento y sale al paso diciendo que este tipo de grupos criminales “han estado operando en muchas partes del país pues también tienen presencia en otros estados.”
López Dóriga lo vuelve a interrumpir para insistir en que el gobernador se enfoque en poder ofrecer una explicación de la matanza y no divague el tema a otras entidades.
“Lo que pasa es que, además de la barbarie, mataron a 72 y no hay detenidos. La Marina detuvo a uno, sí, pero ¿dónde están los órganos de procuración de justicia? Yo no los veo.”
Se refería a esos mismos órganos de procuración de justicia estatales que no habían sido capaces de entregar resultados concretos en ninguno de los hechos de violencia que había vivido el estado. La respuesta de Eugenio Hernández es evasiva, protocolaria, general, nuevamente vaga e incapaz de responder a un cuestionamiento tan directo y claro.
“Bueno, yo espero y tengo confianza al igual que los familiares de estas personas, de los paisanos de ellos y de todos los mexicanos de que logremos vencer a la delincuencia organizada. Creo que es importante continuar esta lucha, Joaquín. No podemos parar, al contrario, hoy más que nunca tenemos que reforzar y fortalecer esta pelea que estamos dando contra la delincuencia organizada.”
La pregunta de López Dóriga iba enfocada a que el gobernador ofreciera una explicación de la nula rendición de cuentas de los órganos de procuración de justicia estatales en los hechos violentos. Ante lo vago de la respuesta, el periodista insiste.
“También había esta esperanza, porque ya ni siquiera es confianza, sino esperanza de que se detuviera a los que mataron a Rodolfo Torre Cantú el 28 de junio. Hoy es 27 de agosto y nada. Pero nada, ¿eh? ¡Cero!”
La respuesta de Eugenio Hernández no aporta ninguna novedad. Se apega a su discurso recurrente de casi dos meses sobre el tema. Asegura que en la investigación se avanza, aunque los resultados nunca se presentan. Asegura también tener confianza en la PGR, pero el periodista no lo deja ni terminar la predecible respuesta. Le interrumpe con otro cuestionamiento duro y conciso.
“¿Y usted tiene confianza en la Procuraduría de Tamaulipas?” le cuestiona López Dóriga.
“Totalmente. Nosotros coadyuvamos aquí con la investigación…” responde el gobernador, pero antes de incursionar en el discurso vacío, López Dóriga lo vuelve a interrumpir.
“¿Y la gente tiene confianza?” le pregunta incisivo el periodista. “Porque lo que yo registro en Tamaulipas es temor. Si usted me dijera ‘Vamos a hablar la neta’ Yo siento que se les ha ido Tamaulipas de las manos y que sería una expresión en algunas zonas de Tamaulipas, de estado fallido, porque el gobierno, el Estado Mexicano, no tiene control.”
Ya en un tono que asoma molestia, Eugenio Hernández contesta que hace un par de meses él había declarado que la violencia los había rebasado.
“Y no me refiero al gobierno del estado,” precisa el gobernador. “Me refiero al gobierno federal, porque este tipo de cosas están siendo realizadas por grupos de delincuentes organizados. Nosotros coadyuvamos en ese tema con el gobierno federal, pero que no se nos olvide que esa es una responsabilidad y una atribución del gobierno federal.”
Otra vez, pero esta vez más claro y obvio que nunca, Eugenio Hernández culpaba al gobierno federal del clima de anarquía que reina en Tamaulipas.
El deslinde ante la responsabilidad que había asumido el gobernador en su discurso era tan obvio que se había vuelto predecible. López Dóriga ya estaba preparado para recibir esa respuesta. Inmediatamente, lee un correo electrónico que había reservado para la entrevista.
“Me dice otra persona en un correo: ‘El gobernador le va a decir que no pasa nada y que es culpa del presidente porque es un asunto federal.”
La respuesta del gobernador es sorpresiva, pues hace la descripción más severa hasta la fecha, del panorama actual y futuro en Tamaulipas.
“Pues sí, Joaquín. Definitivamente,” acepta Hernández. “Yo no digo que no pase nada. Sí pasa. Desgraciadamente pasa y va a seguir pasando todavía, porque yo no veo, de momento, algo que podamos hacer que pare esto de la noche a la mañana.”
La aceptación que hace el gobernador de su propia incapacidad, parece dejar incrédulo a López Dóriga que hace una pregunta con buena carga de sarcasmo.
“Oiga, gobernador,” cuestiona el periodista aun y cuando ya sabía la respuesta a lo que iba a preguntar.”¿Cuándo toma posesión su sucesor o cuando termina usted?”
“Yo termino el 31 de diciembre, Joaquín, de este año,” responde con ingenuidad Hernández.
El remate que haría López Dóriga parece sincronizado con el de miles de tamaulipecos que escuchaban la entrevista:
“Nooo, pos apenas estamos a 27 de agosto.”
Más Terror
Al día siguiente de la entrevista, el centro de Reynosa es cimbrado por la explosión de tres granadas de fragmentación a pleno mediodía dejando decenas de civiles heridos.
Esa misma noche estallaba otro explosivo en Tampico dejando dos heridos.
El 29 de Agosto, seguía la violencia en Tamaulipas con la ejecución del alcalde del municipio de Hidalgo, Marco Antonio Leal García.
En esos 4 días, de norte a sur en el estado, la violencia se recrudeció. Se encontraron 72 inmigrantes ejecutados, se detonaron 2 coches bomba y 3 granadas, además de que un alcalde también fue asesinado.
Tan sólo unos días después se fugaron 89 reos del penal de Reynosa, 66 de ellos eran del fuero federal. Con ellos sumaban ya 201 reos evadidos de penales del estado en el presente año.
La respuesta de Eugenio Hernández era predecible. Dijo que solicitará la custodia de reos federales en los penales de la Federación para evitar otras evasiones.
Estado Fallido
Eugenio Hernández es el mandatario de la entidad que más se acerca al concepto del “Estado fallido.”
Se considera que hay 12 condicionantes para determinar el fracaso de la autoridad del Estado en el territorio.
Tamaulipas es un estado con un cada vez mayor número de gente saliendo en busca de refugios más seguros. Su sociedad es víctima de una paranoia grupal a causa de grupos violentos que buscan venganza.
Hay un incipiente declive económico a raíz de la situación de violencia. Hay una sensación de criminalidad y falta de legitimidad en el gobierno del estado. Hay una violación generalizada de los derechos humanos y suspensión arbitraria del estado de derecho. Hay una élite en el crimen organizado que impone su voluntado al estado.
Tamaulipas empieza a cumplir con 6 de los 12 requisitos del Estado fallido. Más lo que se acumule porque a Eugenio Hernández todavía le queda hasta fin de año como gobernante.